viernes, 31 de octubre de 2008

Un año de tu partida, un año llorandote y amándote como siempre

Si un hombre camina por la vida siempre con la frente en alto y defendiendo valientemente sus valores, cuando deja este mundo las huellas que dejó su paso no se borran nunca, quedan estampadas en todos aquellos que lo conocieron y aprendieron de su ejemplo. El 31 de Octubre del 2007, cuando apenas el día comenzaba a trazar su camino, Don Ernesto Moreno dejaba de caminar por este mundo para transitar la senda de luz hacia su última morada. Hombre de firmes principios, leal a sus sentimientos, capaz de jugarse todo por lo que creía y por lo que amaba, se fue de esta vida con la misma dignidad con la que vivió y con la que aceptó los designios de su destino. Abrió por primera vez sus ojos en su querida Punta Alta natal un 9 de Mayo de 1920. Hijo de inmigrantes españoles que eligieron la Argentina para mejorar su calidad de vida y la de una familia numerosa compuesta por diez hijos, siete mujeres y tres varones. A la corta edad de ocho años ya ayudaba en la casa, como era costumbre en aquellos tiempos, trabajando en un taller de carpintería situado al lado de la casa paterna. A los 16 años con solo su pasaje de ida y los bolsillos flacos viaja a Buenos Aires para ingresar a la Escuela de Suboficiales de la Armada, carrera que emprende no por vocación militar, sino por necesidad de abrirse camino. Por esos años se cierra la carpintería donde aprendiera el oficio de carpintero que amó a lo largo de su vida y de la que fue más tarde maestro durante 28 años. Al no concretarse la compra de la carpintería con la ayuda de sus cuñados y su compañero de trabajo decide incorporarse a la marina, a esa marina de la que tanto orgullo sentíamos los argentinos. Su paso por la Armada fue forjando un espíritu luchador, sus numerosos viajes por el mundo conociendo Europa, América del Norte y parte de América latina hizo que sintiera un enorme agradecimiento por la institución que lo acogiera cuando aún era un adolescente. Amante del deporte perteneció al grupo de remeros de la Armada consiguiendo algunas medallas. Siempre pensó que todo lo conseguido en el plano material y también en parte en su formación como hombre de bien se lo debía a la Armada Argentina de la que estuvo siempre agradecido. Se retira de la Armada como Suboficial Principal desarrollando su puesto en el área de control de Avería, por lo que la mayor parte de su permanencia en la institución fue siempre a bordo, perteneciendo a las tripulaciones del Acorazado Moreno, al Buque Taller Ing. Gadda, al Almirante Irizar, a los buques Ing. Iribbas, Buque escuela La Argentina y formando también parte en el último viaje del Bahía Thetis recomendado en este caso por su responsabilidad, por su comandante para que ocupara el cargo que tenía en su destino.



Con el Acorazado Moreno buque insignia de la escuadra naval, en el año 1937 parte de Puerto Belgrano junto al Acorazado Rivadavia rumbo a Europa, el Rivadavia recaló en Brest, en visita oficial a Francia, en tanto que el Moreno representó a Argentina en la revista celebrada en Spithead con motivo de la coronación del rey Jorge VI. Los acorazados se reunieron en Brest, y de ahí pusieron rumbo a Alemania: el Rivadavia visitó Wilhelmshaven y el Moreno Hamburgo. Estos viajes como otros tantos a diversos países hicieron que repitiera siempre que regresaba a su querida Argentina,“no hay tierra como la mía”. Se retiró de la Armada Argentina a los 38 años y un año después se dedicó a su oficio al comprar en sociedad una carpintería a la que le dedicó diecisiete años de labor. Al venderla lo convocaron por una suplencia en la Escuela Técnica como maestro de enseñanza práctica en la especialidad de carpintería, quedando efectivo y desarrollando su labor de docente hasta cumplidos sus 85 años, cuando se jubila como docente. Cuando ingresa a la escuela junto a sus alumnos recicla las máquinas de carpintería que por desidia encuentra sin funcionar y tiradas casi como chatarra, las que aún hoy están en pleno funcionamiento en los talleres de la escuela. Hombre comprometido con la comunidad, fue cofundador de la Caja de Crédito que con los años pasó a ser el Banco Vallemar, que dejara de existir después de los problemas económicos ya conocidos en la argentina. Perteneció a la comisión directiva ocupando distintos cargos a lo largo de veintisiete años en la Sociedad de Fomento de Pehuen-co, villa balnearia en actual desarrollo, perteneciente a la comuna de Cnel de Marina Leonardo Rosales. En su vida privada contrajo matrimonio con Ana Calderone, hija de inmigrantes italianos con quien formó una hermosa familia con la que tuvo tres hijos, todos profesionales de los cuales tuvo siete nietos y siete bisnietos Esposo amoroso y ejemplar padre de familia, dedicó su vida al trabajo, se sentía muy orgulloso de ser un trabajador, solía decir que lo que enaltecía a un hombre era la cultura del trabajo, y era la mejor herencia que le habían dejado sus padres. Enviudó en el año 1986, perdiendo al amor que lo acompañara por cuarenta años de su vida. Con el correr del tiempo apostó nuevamente a la vida, y al amor, contrajo nuevas nupcias y tuvo a su 72 años otro hijo que llenó de felicidad su últimos años de vida. Ernesto fue un hombre luchador, amante de la naturaleza, de la vida, respetuoso de las leyes, comprometido con el prójimo, defensor de la verdad. Un ser íntegro, cabal, fiel a sus principios. Un hombre que amó la vida y la vivió ganándose el respeto y el cariño de sus compañeros de labor, sus vecinos, su familia. Fue un hombre que creía en Dios y le estaba agradecido por la generosidad que había tenido con él, decía ser Católico Apostólico Romano aunque no concurría a la iglesia ni era su costumbre rezar, pero practicaba la religión con sus actos, era generoso, honesto, incapaz de dobleces. Su mesa estaba servida para todo aquel que se acercara a ella, la puerta de su casa estaba abierta y su bolsillo dispuesto a ayudar al necesitado. Dejó como herencia esa honestidad y dignidad que lo caracterizaba y con la que transitan tan solo los hombres íntegros y de bien, aquellos que dejan su huella indeleble en el corazón de quienes compartieron parte de su vida. Hablar de Ernesto Moreno es hablar de un ser especial que vivió con plenitud, que no se amilanó frente a los sacrificios que nos impone la vida, que salió adelante a fuerza de tesón, convencido que el hombre debe ser fiel a sus convicciones, que debe honrar la vida y honrar a quienes nos han dado esa misma vida. Amó a su patria entrañablemente. Hablar de Ernesto, el hombre que me acompañó estos últimos veinte años de mi vida, que fue paciente compañero, amigo, adorable esposo, el padre de mi hijo, no es fácil sin dejar de derramar una lágrima por un ser que no solo he amado, respetado sino que también he admirado y admiro. El 31 de octubre con esa dignidad que caracteriza a los hombres con mayúsculas Ernesto cruzó los límites de la vida para caminar por la senda de la eternidad, dejó un vacío, su ausencia se siente como se siente la ausencia de quienes son tan necesarios, por su justeza, su transparencia, su hombría de bien, su carisma, su amor incondicional, pero su recuerdo seguirá presente entre quienes lo conocimos, amamos y valoramos sus virtudes como ser humano. Ángela Teresa Grigera




13 comentarios:

paolav dijo...

Angela, que maravilloso lo que haz escrito de Ernesto, denota un sentimiento profundo y sincero. Lo que he leído me asombra, sabes ¡mi abuelo era carpintero! y yo quería serlo, de hecho el otro día pensaba que si viviera en una casa, colocaría en el patio un mesón de trabajo, como lo tenía él, com la sierra y el cepillo, y me dedicaría a trabajar con la madera. El amor nos transforma a la vida, nos hace comprender que es impresindible para disfrutarla. Dime ¿la del video eres tú y tu hijo? ¿Cómo se llama?

Sombras en el corazón dijo...

Una vida ejemplar, sin duda.
Y llena de amor.

Un abrazo

RMS dijo...

Recuérdalo con amor siempre despegar el dolor de la partida es muy difícil, tan difícil como los ayes del corazón.
Un abrazo fraterno.

fgiucich dijo...

Me pongo de pie y te aplaudo. Un bello recordatorio, amiga. Abrazos.

Kri§ dijo...

Maravillosa manera de recordar, además aunque se ansíe y se anhele volver a revivir las épocas lo importante es que Ernesto sigue vivo, mucho, en tu memoria, en tu corazón. Es duro perder a un ser querido, pero hemos de alegrarnos porque un día volveremos a estar con ellos para siempre.

Un saludo.

Anónimo dijo...

Digno de una escritora. La verdad es que nos diste a conocer a tu amor de una manera impecable.Cuan orgulloso debe estar Ernesto desde el cielo.
Saludos.

Gina Nordbrandt dijo...

A veces la vida nos puede parecer tan efímera, casi nada... pero tus palabras demuestran que estamos en un gran error... la vida es mágica.
El video me llenó de nostalgias, gracias por compartirlo.
La vida puede ser percibida como corta... pero hay personas que dejan profundas y bellas marcas.
Espera, tengo que dejar salir las lágrimas...
.
.
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Gracias.
Saludos saturnianos.

L. M. Armas dijo...

Un abrazo a la distancia

fgiucich dijo...

Gracias por la tarjeta. Que pases una buena Navidad y un mejor 2009. Abrazos.

paolav dijo...

Toda la felicidad que puedas guardar en tu corazón y toda la que puedas compartir con tus seres amados...ese es mi humilde regalo de Navidad, para tí Angela Teresa.

Abuela Ciber dijo...

Hermosisimo homenaje al ser querido y compañero de la vida.

...........
Angela

Gracias por visitar mi blog y darme buenos momentos.

Te deseo a ti y seres queridos, que tengan una buena Nochebuena y Navidad, aunque recuerdos de amados que no estan nos den nostalgia de su presencia.

Que el año 2009 te otorgue todo el amor, comprension y tolerancia, para que encuentres el equilibrio interior que te de la paz para vivir feliz.

Besos

Abu

fgiucich dijo...

Paso a dejarte un abrazo y desearte muchas felicidades.

Abuela Ciber dijo...

Te deseo a tí y seres queridos un gran 2009, con sonrisas y alegrías que vengan desde el alma; lleno de amor, esperanzas, desafios y logros.

Cariños y hasta el año que viene!!!!